Cuando se trata de seguridad pública, la voluntad es más importante que la tecnología, pero sin tecnología la voluntad es palabrería. La función primigenia del Estado es brindarnos seguridad. Pareciera entonces una contradicción que haya gobernantes que se desentiendan de la seguridad de los ciudadanos, que renuncien a combatir el delito y a los delincuentes. […]