El barro sigue acumulado en muchas calles y casas, los comercios no logran reabrir y las familias afectadas por la DANA que azotó Valencia hace un mes siguen necesitando apoyo. Sin embargo, el número de voluntarios que acudían en masa al principio ha disminuido alarmantemente. De los 20.000 que se movilizaron en noviembre, según EsDiario, ahora apenas 100 personas han respondido a la llamada de ayuda.
La Generalitat Valenciana y la Plataforma de Voluntariado de la Comunitat Valenciana enfrentan una realidad complicada. Aunque al principio se organizaron miles de personas para ayudar en las zonas devastadas por la tormenta, a 6 de diciembre la asistencia no alcanza las previsiones más optimistas. Durante el puente de la Constitución, la Generalitat había activado un dispositivo especial, esperando la llegada de al menos 500 personas al día. Sin embargo, el flujo de voluntarios apenas rozó los tres dígitos.
Las tareas, que incluyen limpieza de viviendas, clasificación de alimentos y distribución de materiales, se han concentrado en municipios como Paiporta, Picanya y Benetússer. Aunque el dispositivo sigue operativo desde la Ciudad de las Ciencias, donde se coordinan autobuses hacia las zonas afectadas, las cifras reflejan una notable desmovilización.
Un SOS de los municipios afectados
Los ayuntamientos más golpeados no esconden su preocupación.”La ayuda es vital, pero si la gente deja de venir, será imposible recuperar la normalidad en un tiempo razonable”d, señala uno de los portavoces de la Generalitat. Aunque no se contabiliza a los voluntarios que se desplazan de forma independiente, el descenso en la organización oficial dificulta la logística.
Desde las autoridades insisten en la importancia de continuar con el apoyo y llaman a respetar las medidas de seguridad en zonas de riesgo, como aparcamientos subterráneos o sótanos aún afectados por los lodos.
Los primeros días tras la tragedia dejaron imágenes de solidaridad masiva, con ríos de personas acudiendo a las zonas más dañadas. Sin embargo, el desgaste emocional y el paso de las semanas parecen haber mermado ese impulso inicial. “No podemos permitir que se apague esta ola de apoyo. Lo que está en juego es la recuperación de miles de familias”, concluyen desde la Plataforma de Voluntariado.
Mientras tanto, los afectados esperan que la Navidad no apague la solidaridad que, hace apenas un mes, parecía imparable.